En las últimas semanas los elevados precios de la electricidad y la calefacción han llenado gran parte de las portadas de la prensa. Las causas de estos precios elevados son múltiples: falta de viento, de sol, de agua, la interrupción de las nucleares en Francia, la ola de frío … Cuando esto ocurre es cuando se genera debate y se ponen muchas cosas sobre la mesa. Por eso hoy os quiero hablar de la biomasa.
Antes de empezar, hay que dejar claro que la mejor herramienta para combatir esta situación es la eficiencia. A escala mundial, los humanos aún somos muy dependientes de los combustibles fósiles: más del 70% de la energía que utilizamos proviene de estas fuentes (33% petróleo, 29% de carbón, 24% gas natural). No hace falta hablar de los efectos perjudiciales de su combustión, la volatilidad que los caracteriza y la correlación de precios que tienen. Además, como que aquí no tenemos, necesitamos importarlos y, por desgracia, dependemos demasiado de pocos países. En el caso del petróleo, más del 50% del que utilizamos en Cataluña lo importamos de los países de la OPEP. El caso del gas natural es aún peor: más del 50% del importamos directamente de un solo país: Argelia.
La principal diferencia entre los combustibles fósiles y la biomasa es que la biomasa la podemos cultivar, pero en Cataluña nos encontramos que el 61% de la superficie del país ya es forestal. Esto es un dato significativo teniendo en cuenta que la media de Europa es del 45%. Cabe señalar que no toda esta superficie es explotable, debido a la orografía, la distancia o porque forma parte de una zona protegida. Sin embargo, la explotación de este recurso en un ámbito silvestre siempre debe hacerse teniendo en cuenta que los árboles adultos son fundamentales para el ecosistema y así debe seguir siendo, en la medida de lo posible, después de su explotación forestal.
Ventajas
Una de las principales ventajas de la biomasa es que los precios son muy constantes, además, ofrece la posibilidad de utilizar recursos que se consideraban un residuo como combustible: cáscaras de frutos secos, poda de árboles frutales y ornamentales, huesos de aceituna y un largo etcétera. También, al igual que los rebaños, es una herramienta para prevenir incendios.
Las calderas de biomasa son muy sofisticadas y se pueden usar todo el año; también tienen un sistema de alimentación y almacenamiento que permite su abastecimiento por semanas. El mantenimiento es muy sencillo y las hay que se pueden monitorizar desde el móvil. En Cataluña ya tenemos de todo tipo: desde grandes calderas industriales hasta calderas que son para uso doméstico o residencial.
Finalmente, la utilización de la biomasa permite conseguir un ahorro muy interesante; actualmente el precio es de 17 euros por MWh, que comparados con los 38 euros por MWh del gas es una reducción del 50%. Este dinero son los que encontraremos de más a la hora de hacer los números de casa, hecho muy importante teniendo en cuenta que la Generalitat no tiene (ni parece que tendrá) intención de bajarnos los impuestos.
Este artículo fue publicado en el periódico Diari ARA el lunes 13 de Febrero de 2017. Adjunto el link: La biomassa és el futur