Soy un yonki de la biomasa.
Soy un yonki de la biomasa. Hace un año tuvimos la suerte de conocer una gran explotación ganadera, en Almacelles (Lleida). CAPDEVILA TORRENT, S.L., un referente a nivel de cría, engorde y comercialización de porcino. Su Propietario, el Sr. Capdevila, tenía instalada una caldera de biomasa manual de 5 años de vida, que funcionaba con cáscara de almendra. Después de un estudio técnico exhaustivo, decidió cambiar de camiseta y fichar por un gran Club, instalando nuestra querida HERZ ENERGIETECHNICK de 150kW de potencia nominal, para el bienestar y confort de sus más de 1.500 cerdas. Hoy pivotaremos alrededor de su testimonio real para ponderar activamente la importancia de una buena elección de la tecnología a la hora de plantear un proyecto de éxito.
Soy un yonki de la biomasa. De 864.500 kWh/año a 605.150 kWh/año. De cáscara de almendra a astilla forestal. De 24.700€/año a 12.700€/año. La friolera cantidad de 12.000€ de reducción de sus costes operativos en calefacción para su explotación. El 51,4%. Y el punto de partida no era el gasoil ni el propano, sino la cáscara de almendra. Y no es que tengamos nada en contra de la valorización de los subproductos de la agricultura que son considerados residuales (poda, bagazo de uva, cáscara de almendra, hueso de aceituna, restos de maíz, etc…). Al contrario, en el fondo no hay nada más bonito que el aprovechamiento de un subproducto que fomente la economía circular, siempre bajo un criterio de proximidad, de km 0. La cuestión es otra. La pregunta es: ¿qué tipo de caldera debo seleccionar?
Debemos ser conscientes de que, si compramos cualquier mierda de caldera de biomasa, nos exponemos a algo similar a lo que sería esnifar azúcar. Y no somos conscientes de cómo afecta esa cantidad de azúcar invisible en nuestro cuerpo, Y sí, en nuestro cuerpo se incluye el cerebro. El encargado de estudiar, comparar y valorar activamente las diferencias técnicas entre una tecnología avanzada en el mercado de la termotecnia, o bien un auténtico hierro, travestido a caldera de biomasa. La acción directa del precio de compra sobre los sistemas de recompensa de nuestro cerebro produce la activación de ciertos neurotransmisores y receptores que afectan a su química natural. Este fenómeno causa un cambio en la conducta y dan lugar a la decisión errónea de comprar una caldera de biomasa barata, un 40% más económica que la que hemos prescrito, descrito e implantado en ya más de 150 ocasiones, nuestra HERZ ENERGIETECHNICK. Hoy más que nunca, apelamos al más que conocido refranero multilingüe: “lo barato sale caro”. If you pay cheaply, you pay dearly.
Soy un yonki de la biomasa. Y nuestra adicción aumenta a medida que nos vamos encontrando con esos hierros que se disfrazan de caldera de combustible sólido renovable; que no disponen ni de refractario en su cámara de combustión, homologadas a una presión máxima de ejercicio inferior a 3 bar, con un rendimiento inferior al 70%, donde la parrilla móvil se ausenta todos los días, donde su sonda lambda brilla por su ausencia, donde los automatismos electromecánicos son una quimera y donde tele monitorizar el control es una inmensa utopía. Un sinfín de características técnicas que se traducen en un claro beneficio, casi siempre económico.
Soy un yonki de la biomasa. Aunque estas afirmaciones pueden parecen exageradas, lo cierto es que el consumo de hierros normalmente venidos de la Italia austral, ha sido importante durante estos últimos años, como si fueran alcohol, tabaco, marihuana o cocaína. Pueden resultar adictivos, pero igual de cierto es el que, en muchos casos, hemos tenido la desgracia de ver como este hierro llega al final de su vida útil en menos de 4 años. If you pay cheaply, you pay dearly.
Atención, si Ud. es propietario, gerente, director técnico o responsable de mantenimiento preocupado por los costes operativos de su negocio: si se encuentra en fase de despido improcedente de esos hidrocarburos que le han estado robando durante años y que están acabando con sus márgenes de negocio, le proponemos que haga el switch a la biomasa, pero a su vez, que también piense y evalúe como puede acabar afectando una mala elección de su nueva caldera.
Porqué ese hierro, le ocasionará cambios específicos en sus funciones, un efecto directo sobre su sistema nervioso central, inhibiendo el dolor, modificando el estado anímico o alterando las percepciones, hurgando en su cuenta de explotación anual, minimizando toda aquella distancia económica estimada en el estudio técnico inicial, minorando las infinitas bondades que tiene la bioenergía y en las que un día creyó comprando el discurso del técnico que le visitó.
Soy un yonki de la biomasa. Y no me estoy dando cuenta.